Quince minutos en la vereda

Caen gotas desde los altos árboles; llega el dueño de la casa en cuya puerta me apoyo y me corro hacia la derecha, me pregunto si debo abrir el paraguas o confío en la protección del angosto alero. Miro a quienes entran al bar, confiados; a los que se sientan bajo las tenues sombrillas, conSigue leyendo «Quince minutos en la vereda»